por Marcela Costa Peuser
Obsesión infinita es la primera muestra de la artista japonesa en América Latina, hasta el 16 de Septiembre en el MALBA.
Obsesión infinita es la primera muestra de la artista japonesa en América Latina, hasta el 16 de Septiembre en el MALBA.
I'm Here, but Nothing (Estoy aquí, pero nada) 2000-2013
Etiquetas vinílicas, luces
fluorescentes ultravioletas,
muebles, objetos domésticos
Festivo, elocuente y sanador; así es el arte
de Yayoi Kusama. Un arte que resplandece en las salas del Malba y desborda su
inconfundible sello –los lunares- en los alrededores del museo, trepando por
sus árboles y convocando, a quienes se dejan seducir, a una aventura
fascinante. La artista viva más importante de Japón presenta su primera muestra
en Latinoamérica: Obsesión Infinita,
curada por Philip Larratt-Smith, vice Curador en Jefe del museo y Frances
Morris, jefa de colecciones internacionales de la Tate Modern de Londres y que
reúne un centenar de obras realizadas durante casi seis décadas.
Para Philip Larratt-Smith:“Kusama sufre la
enfermedad del verdadero artista. Es la artista adicta al suicidio, cuya
necesidad compulsiva de convertirse y convertir su vida en una obra de arte
conjura el miedo a la muerte y a la desintegración psíquica y le asegura
la inmortalidad.” Nacida en Matsumoto en 1929 desarrolló su propio lenguaje
visual simbólico como consecuencia de esta peculiar condición que la llevó a
sufrir durante toda su vida: depresión, trastorno de despersonalización,
trastorno obsesivo-compulsivo. Luchó contra ello con todas sus fuerzas: con su
arte. “Fue a través de la pintura que pude superar mis angustias”, confiesa.
“Por medio del arte he superado la infelicidad”.
Para Philip
Larratt-Smith:“Kusama sufre la enfermedad del verdadero artista. Es
la artista adicta al suicidio, cuya necesidad compulsiva de convertirse y
convertir su vida en una obra de arte conjura el miedo a la muerte y a
la
desintegración psíquica y le asegura la inmortalidad.” Nacida en
Matsumoto en 1929 desarrolló su propio lenguaje visual simbólico como
consecuencia de esta peculiar condición que la llevó a sufrir durante
toda su
vida: depresión, trastorno de despersonalización, trastorno
obsesivo-compulsivo. Luchó contra ello con todas sus fuerzas: con su
arte. “Fue
a través de la pintura que pude superar mis angustias”, confiesa. “Por
medio
del arte he superado la infelicidad”.
The
Obliteration Room
(La habitación de la erradicación) 2010
Muebles, pintura
blanca, stickers de lunares
La primera sala del segundo piso del Malba reúne una serie de exquisitas obras
de pequeño formato que Kusama realizó en Japón en los años 50 y que nos
sumergen en su particular mundo que despiertan la fantasía. Consciente de que
necesitaba desprenderse de sus orígenes para expandir sus fronteras, acepta el
desafío de exponer en Seattle invitada por Georgia O’Keeffe, artista
preciosista norteamericana con quien se escribía. Forjadora de su propio
destino vuela a Nueva York y se introduce sin concesiones en la revolución pop
de los años sesenta. La segunda sala muestra un panorama de esta particular
etapa de la artista en la que el color es reemplazado por sugerentes monocromías
blancas en el que el –punto, lunar, unidad- invaden toda la tela. Se trata de
poéticas pinturas que provocan la inmersión del espectador a una paz
existencial; paz que ella misma busca.
Infinity Mirror Room - Phalli's Field (Sala de espejos del
infinito-Campo de falos)
Tela rellena y cosida, paneles de madera y espejos, 250 x 455 x 455 cm
Con el apoyo de la crítica de Estados
Unidos, Kusama en esta etapa de su carrera investiga la tercera dimensión y
realiza sus primeras esculturas que se caracterizan por la repetición y
acumulación de manera obsesiva de formas blandas y fálicas sobre objetos
domésticos y cotidianos. Elementos que reflejan –como ella misma asegura- su
obsesión por el sexo y la comida y sus neurosis originadas en el hogar de la
niñez. Poco a poco se vuelca por las ambientaciones, los happenings y las
performances, un arte difícil de comercializar, por lo que ella misma se
convierte en su propia manager y dealer. En los setenta regresó a Japón y se auto recluyó en un psiquiátrico. Hoy pinta
en su taller y cada noche vuelve a la paz de la clínica. La exhibición se completa con un recorrido por sus mejores películas, la
exhaustiva documentación y cuatro fascinantes ambientaciones que permiten al
visitante recorrer este universo invadido por el brillo de la vida a
pesar del espeluznante miedo al vacío que lo creó.
Yayoi Kusama nació y morirá artista y su arte es el motor que la ayudó a a
superar la infelicidad. Todas y cada una de las expresiones artísticas son parte
del lenguaje del alma sólo que, a veces, para expresarlas se debe encontrar el
dolor y el placer de vivirlas y entender que en vez de ser un estigma son
virtudes de esta vida.
Infinity
Mirror Room-Filled with the Brilliance of Life
(Sala de espejos del infinito-Plena del braille de la vida) 2011
(Sala de espejos del infinito-Plena del braille de la vida) 2011
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